WHITMAN

PREGUNTAS QUE ENTRABAN HASTA ESTE CURSO SOBRE WHITMAN:
“Yo canto al cuerpo eléctrico”:
  • El cuerpo físico y su dignificación por el amor.
  • El cuerpo fértil: el de la mujer, el del esclavo.
  • El cuerpo y el alma.
  • La voz poética y su relación con los cuerpos de los otros.
  • La estructura: el principio de repetición, la circularidad.
  • El estilo nominal.
  • La interrogación retórica y el diálogo con el otro.
  • Los verbos copulativos.
“Canto del respondedor”:
  • Identidad del respondedor y sus máscaras.
  • La fraternidad y la excelencia humana.
  • La palabra.
  • La voz poética y la polifonía.
  • El principio de repetición.

Hay que analizar especialmente la recurrencia de temas con otros autores como Baudelaire: principalmente la preocupación por la voz poética y por la función del poeta como transmisor de una verdad oculta que trasciende a la realidad perceptible.
Igualmente hay que analizar elementos metafóricos como la figura del esclavo, el cuerpo femenino...
Hay que dedicar un importante estudio al empleo del verso libre (insistir en la cercanía a la prosa pero en las diferencias conseguidas con recursos de repetición, con la circularidad de las ideas...).
Insistir en las dificultades que entrañan las diferentes organizaciones de antologías y las traducciones (alternancia entre contestador-respondedor...).
Analizar la figura de Whitman dentro del contexto histórico de EE.UU. (guerra de secesión, admiración por Lincoln).

En esta página hay un comentario a los poemas “Yo canto al cuerpo eléctrico” y “Canto del respondedor”: http://es.scribd.com/javlangar/d/46594805-Walt-Whitman-comentario-de-Yo-canto-al-cuerpo-electrico-y-del-Canto-del-respondedor




ANTOLOGÍA DE POEMAS
Me celebro y me canto a mí mismo

Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también. 
Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también. 
Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta. 
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza 
desenfrenada. 

Creo en ti, alma mía...

Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tu debes ser humillada ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras, ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.       
Recuerdo cómo yacimos juntos cierta
diáfana mañana de verano,
cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera
y suavemente te volviste hacia mí,
y apartaste la camisa de mi pecho, y
hundiste la lengua hasta mi corazón
desnudo,
y te extendiste hasta tocar mi barba,
y te extendiste hasta abrazar mis pies.
Prontamente crecieron y me rodearon
la paz y el saber que rebasan todas
las disputas de la Tierra,
y sé que la mano de dios es mi    
prometida,
y sé que el espíritu de Dios es mi 
propio hermano,
y que todos los hombres que alguna
vez vivieron son también mis
hermanos, y las mujeres mis
hermanas y amantes,
y que el amor es la sobrequilla de la    
creación,
y que son incontables las hojas rígidas
o lánguidas en los campos,
y las hormigas pardas en los pequeños
surcos,
y las costras de musgo en el cerco
sinuoso, las piedras apiladas, el saúco,
la hierba carmín y la candelaria.
                                                                                               

Una hoja de hierba

Creo que una hoja de hierba, no es menos 
que el día de trabajo de las estrellas, 
y que una hormiga es perfecta, 
y un grano de arena, 
y el huevo del régulo, 
son igualmente perfectos, 
y que la rana es una obra maestra, 
digna de los señalados, 
y que la zarzamora podría adornar, 
los salones del paraíso, 
y que la articulación más pequeña de mi mano, 
avergüenza a las máquinas, 
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha, 
supera todas las estatuas, 
y que un ratón es milagro suficiente, 
como para hacer dudar, 
a seis trillones de infieles. 

Descubro que en mí, 
se incorporaron, el gneiss y el carbón, 
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces. 
Que estoy estucado totalmente 
con los cuadrúpedos y los pájaros, 
que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos 
y que puedo hacerlo volver atrás, 
y hacia mí, cuando quiera. 
Es vano acelerar la vergüenza, 
es vano que las plutónicas rocas, 
me envíen su calor al acercarme, 
es vano que el mastodonte se retrase, 
y se oculte detrás del polvo de sus huesos, 
es vano que se alejen los objetos muchas leguas 
y asuman formas multitudinales, 
es vano que el océano esculpa calaveras 
y se oculten en ellas los monstruos marinos, 
es vano que el aguilucho 
use de morada el cielo, 
es vano que la serpiente se deslice 
entre lianas y troncos, 
es vano que el reno huya 
refugiándose en lo recóndito del bosque, 
es vano que las morsas se dirijan al norte 
al Labrador. 
Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido 
en la fisura del peñasco. 




Cíñete a mí


Cíñete a mí, noche del seno desnudo;   
cíñete a mí, noche ardiente y nutricia.
Noche de vientos del Sur, noche de grandes y pocos luceros,
tú, que en la paz cabeceas, loca, desnuda noche de estío.
Voluptuosa sonríe, ¡oh, tierra de fresco aliento !
Tierra de árboles adormilados y líquidos,
tierra ya sin luz del ocaso, tierra de montes con cumbre de niebla,
tierra donde derrama cristales el plenilunio azulado,
tierra con manchas de luz y de sombra en las aguas del río,
tierra de límpido gris y de nubes que para mí son
más vivas y claras,
tierra de abrazo anchuroso, tierra ataviada con flor de manzano    
sonríe ya, que tu amante se acerca.
       
Yo canto al cuerpo eléctrico
Un cuerpo de hombre en subasta
(Pues antes de la guerra yo iba a menudo al
mercado de esclavos y observaba
las ventas 
)
Ayudo al subastador, el holgazán apenas
si conoce su oficio.
Miren caballeros esta maravilla,
Las ofertas más altas no son suficientes
para él,
Por él pasó el globo quintillones de años
preparándose, sin una planta o animal,
Por él los ciclos evolutivos no dejaron
de girar.
En esta cabeza el desconcertante cerebro,
En ella y debajo de ella, la creación de
los héroes.
Examinen estos miembros, rojos, negros,
o blancos, complejos de nervios y
tendones
Los descubriremos para que puedan verlos.
Exquisitos sentidos, ojos encendidos de
vida, valor, volición,
Láminas de músculos pectorales, vértebras
y cuello flexibles, carne tensa,
brazos y piernas de buen tamaño,
Y más maravillas aún dentro de ellos.
Allí fluye la sangre,
¡La misma vieja sangre! ¡La misma roja
sangre fluye!
Allí un corazón se contrae o se dilata,
allí están todas las pasiones,
deseos, alcances, aspiraciones,
(¿O creen que no están allí porque no son
expresados en salones y conferencias? 
)
Este no es tan solo un hombre, es el padre
de aquellos que a su turno serán
padres,
En él está el principio de populosos estados
y de ricas repúblicas,
De él surgen incontables vidas inmortales
con sus incontables encarnaciones
y deleites.
¿Cómo saber quiénes surgirán de los
retoños de sus retoños, a través de los
siglos?
(¿De quién habrás retoñado tú mismo, si
pudieras rastrearte a través de los
siglos? 
)
Un cuerpo de mujer en subasta,
Tampoco ella es simplemente ella misma,
es la fecunda madre de madres,
Es la que engendra aquellos que
crecerán para ser pareja de las madres.
¿Has amado alguna vez un cuerpo de
mujer?
¿Has amado alguna vez un cuerpo de
hombre?
¿No ves que los cuerpos son iguales en
todas las naciones y en todos los
tiempos de la tierra?
Si hay algo sagrado, el cuerpo humano
es sagrado,
Y la gloria y la dulzura de un hombre es el
indicio de su impoluta virilidad,
Y en el hombre o en la mujer, un cuerpo
limpio, fuerte, de firmes fibras
es más bello que el más bello rostro.
¿Has visto al necio que corrompe su cuerpo
vivo?
¿O a la necia que corrompe el
suyo?
Pues ellos no se ocultan; no pueden
ocultarse.

Canto del respondedor
 
Escuchad, pues, mi romanza matinal, 
publico los signos del Poeta : 
 
Voy cantando de sol a sol por las granjas y las ciudades que 
se encuentran a mi paso. 
 
Un joven se me aproxima, trayéndome un mensaje de su hermano. 
¿Cómo es posible que este joven conozca el sí y el cuándo de su hermano? 
Decidle que me mande los signos que lo caracterizan. 
 
Y me pongo frente a frente del joven, y cojo su diestra en mi 
siniestra y su siniestra en mi diestra, 
 
y respondo por su hermano y por todos los hombres, y por el 
que contesta por todos — el Poeta— y envío estos augurios: 
 
Él es el que todos esperan, él es el que todos acatan, 
su palabra es decisiva y final, 
el es el que aceptan, aquel en quien todos se bañan y en quien 
se vislumbran como envueltos en luz.
 
Él se sumerge en ellos como ellos se sumergen en él. 
 
Las mujeres admirables, las más soberbias naciones, las leyes, 
los paisajes, las gentes, los animales. 
 
La profunda tierra y sus atributos, lo mismo que el Océano y 
sus remolinos (así publico mi romanza matinal).
 
Todos los goces y los bienes, y el dinero y cuanto se adquiere 
con dinero, él lo posee;
Las mejores granjas que otros abonan y siembran penosamente, 
es él quien las cosecha; 
 
las ciudades más imponentes y lujosas que otros proyectan y 
edifican, él es quien las habita.
 
Nada hay para nadie más que para él, toda cosa próxima o 
lejana es para él : los vapores distantes. 
 
Los espectáculos y los cortejos que pasan por la tierra perpetuamente, 
si son para alguien, son para él. 
 
Establece las cosas en sus actitudes;
con amor y plasticidad hace amanecer el día dentro de sí,.
 
Fija el tiempo, los recuerdos, los parientes, los hermanos, las 
hermanas, el ambiente, los oficios, la política, de tal guisa que los 
demás ya no pueden envilecerlas ni dominarlas. 
 
El es el Respondedor; 
A todo lo que puede contestarse contesta, a lo que no puede 
contestar, enseña cómo no puede contestarse. 
 
Un hombre es una intimación, un desafío. 
(En vano trataríais de esquivaros; ¿no oís sus burlas y sus 
risas? ¿No oís sus crónicos ecos?) 
 
Libro, amistades, filosofías, sacerdotes, acción, placer, orgullo, 
van y vienen en todos sentidos esforzándose en satisfacernos. 
 
Él es el que enseña en qué consiste y dónde se halla la satisfacción, 
el que enseña lo que va y viene en todo sentido. 
 
Cualquiera que sea el sexo, la estación o el lugar, puede ir 
fresco, dulce, sin miedo, hacia los hombres, 
tanto de día como de noche. 
 
Posee el salvoconducto de los corazones, y la respuesta que 
anhelan las manos ansiosas asidas al aldabón de las puertas. 
 
Es el universal bienvenido, el gran río de la belleza 
no es mejor acogido en parte alguna, ni más universal que él. 
Es el que alegra el día y bendice la noche. 
 
Toda existencia tiene su idioma, 
todas las cosas tienen su idioma y su lenguaje. 
 
El resuelve todas las lenguas en la suya, y la entrega a los hombres; 
cualquier hombre puede traducirla y traducirse igualmente ; 
 
Una parte no contradice la otra, él ve cómo se concilian, 
es el conciliador. 
 
El día de recepción en casa del Presidente, 
dícele con serenidad : ¿Cómo está usted, amigo? 
 
Y al paria encorvado sobre su hoz 
en las plantaciones de azúcar, le dice: Buen día, hermano; 
y ambos lo comprenden y saben que habla como debe hablar. 
 
Se pasea con perfecta desenvoltura por el Capitolio, 
Circula entre los miembros del Congreso, y un diputado dice 
a otro : Ved aparecer a nuestro igual. 
 
Los artesanos lo consideran artesano; 
los soldados presumen que es un soldado, 
los marinos creen que ha hecho vida de mar. 
 
Los escritores lo toman por un escritor; 
los artistas, por un artista,
los leñadores reconocen que podría ser uno de los suyos.
 
Cualquiera que sea la obra, es el que debe realizarla o el que 
ya la ha hecho. 
Cualquiera que fuera la nación, podría encontrar en ella 
hermanos y hermanas. 
 
Los ingleses creen que su origen es inglés; 
los judíos opinan que es judío, los rusos que es ruso, 
todos lo tienen por allegado, ninguno por extranjero. 
 
En el café lleno de viajeros, si mira a alguien, 
éste lo considera de los suyos. 
Italianos y franceses, alemanes, españoles e insulares cubanos, 
cada uno de ellos lo juzga compatriota suyo; 
 
El mecánico, el marinero, sean de los grandes lagos 
o del Misisipi, del San Lorenzo o del Sacramento, 
del Hudson o del estrecho de Paumanok, 
lo creen de su oficio y de su región. 
 
El gentilhombre de pura sangre reconoce su sangre perfecta, 
El blasfemo, la ramera, el furioso, el mendigo, se reconocen 
en sus maneras cuando él da en imitarlos; 
ennoblece sus personas, transfigura sus abyecciones. 
 
Medito en las indicaciones y en las concordancias del tiempo. 
 
Entre los filósofos, la maestría se mide según la potencia de 
la salud, el más sano es el más sabio, maestro de maestros. 
 
El tiempo avanza siempre dando lugar a nuevas formas. 
Lo que revela al Poeta, es el grupo de entusiastas cantores 
que lo rodea.
 
Las palabras de los cantores son las horas o los minutos de 
la luz y de la sombra, pero las palabras del creador de poemas 
son la totalidad de la sombra y de la luz.
 
El creador de poemas establece la justicia, 
la realidad, la inmortalidad.
Su hímnica visión y su poderío, abarcan todas las cosas y las 
razas humanas. 
Constituye la gloria y la esencia de las cosas y de las razas. 
 
Los cantores no crean, sólo el poeta es creador. 
 
Los cantores son acogidos con agrado, son comprendidos 
enseguida, aparecen con frecuencia. 
 
Raro es el día y más raro aún el lugar en que nace 
el creador de poemas, el Respondedor. 
 
A pesar de todos sus nombres insignes, 
semejante día no amanece en cada siglo 
ni en cada período de cinco siglos. 
 
Los cantores en los momentos sucesivos de los siglos suelen 
poseer nombres ilustres, pero el de cada uno de ellos 
es un nombre de cantor ; 
cantor de los ojos, cantor de las orejas, 
cantor de las cabezas, cantor de las elegancias, 
cantor de las noches, cantor de los salones, 
cantor de amores, cantor de fantasías y de otras cosas. 
 
Entretanto, como en todos los tiempos, 
las palabras de los verdaderos poemas permanecen inexpresadas. 
Las palabras de los verdaderos poemas 
trascienden la distracción y el agrado de los auditorios. 
 
Los poetas verdaderos no son los esclavos de la belleza, 
son los reyes augustos de la belleza.
Su verbo acuña las tres grandezas, la de los hijos, 
la de los padres y la de las madres; 
 
Las palabras de sus poemas son el coronamiento de los heroísmos, 
el jubileo de la ciencia. 
 
Instinto divino, amplitud de visión, salud, potencia corporal, 
aislamiento, razón legisladora, 
Alegría, bochorno, solaz, pureza atmosférica, 
tales son algunas de las palabras de sus poemas. 
 
En el creador de poemas, en el Respondedor, 
existen subyacentes el marino, el viajero, 
el constructor, el geómetra, el químico, el anatomista, 
el psicólogo y el artista; todas estas variedades típicas 
existen subyacentes en el creador de poemas, en el Respondedor. 
 
Las palabras de los verdaderos poemas os dan 
más que muchos poemas. 
 
Os brindan elementos para que vosotros mismos concibáis 
poemas, religiones, política, guerra, paz, conducta, historia, 
ensayos, vida cotidiana y lo demás.
 
Equilibran las jerarquías, los colores, las razas, los credos y 
los sexos. 
No se esfuerzan por alcanzar la belleza, 
es ésta la que se esfuerza en merecerlos. 
 
Nostalgia de sus palabras, languideciente de amor, la belleza 
sigue sus huellas gozosa y apresurada. 
 
A pesar de preparar para la muerte, no son una conclusión, 
sino un comienzo; 
a nadie conducen a término alguno, no lo dejan en un estado 
de satisfacción y de plenitud; 
 
aquel de quien se apoderan lo arrebatan con ellos al abismo 
para contemplar la eclosión de los astros, para revelarle el 
mundo de las significaciones;
para volar con absoluta fe, para recorrer los infinitos 
círculos y arrojar para siempre,
como sidéreos lastres, todas las formas de quietud. 



Oh Capitán, mi capitán.
Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo que entre vítores,
con la mirada sigue la nao soberana.
Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
cómo los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?
Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.
Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.
Oh Capitán, ¡mi Padre amado!
Voy mi brazo a poner sobre tu cuello.
Es sólo una ilusión que en este puente
te encuentres extendido, helado y muerto.
Mi padre no responde.
Sus labios no se mueven.
Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte.
No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte.
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto,
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto.